El serval (Leptailurus serval, en ocasiones llamado Felis serval) es un felino africano de tamaño medio a pequeño (80 cm de longitud más la cola), fino, estilizado, de cola no muy larga, cabeza pequeña en relación al resto del cuerpo y orejas grandes. Destacan sus largas patas, que le permiten ver mejor en las praderas de hierbas altas donde vive más frecuentemente, y su pelaje amarillento con motas negras. Son buenos corredores y aunque no suelen subirse a los árboles, pueden escalar bastante bien. En las zonas boscosas, sobre todo en las montañas, no son infrecuentes los individuos melánicos.
Aunque abunda más en las zonas de matorral, se encuentra presente también en sabanas, selvas y semidesiertos, con lo que su distribución se extiende por todo el continente africano con la excepción de la zonas desérticas y buena parte de Sudáfrica, donde se extinguió la subespecie local (L. s. serval) debido a la caza excesiva. La subespecie propia del Magreb (L. s. constantina) se encuentra en peligro de extinción, y actualmente sólo se cree que existe en Argelia. Los servales presentes en Túnez proceden de reintroducciones hechas con ejemplares subsaharianos.
El serval es un depredador que se alimenta de pequeños animales, al igual que la mayor parte de los felinos. Sus presas más comunes son los roedores, damanes, liebres, lagartos y aves, aunque se sabe que tienen fuerza suficiente como para abatir un antílope de tamaño moderado. A su vez, son cazados ocasionalmente por leopardos y con mucha más fecuencia por los humanos, pues su piel se considera muy valiosa a lo largo y ancho de África.
Las hembras paren de 1 a 5 cachorros (normalmente 3) que crían solas en una madriguera abandonada por otro animal, con frecuencia el cerdo hormiguero. Los servales jóvenes pueden ser domesticados, pero son difíciles de mantener en cautividad porque no suelen reconocer la jerarquía impuesta por sus dueños: a pesar de ello, cada vez se les ve más como mascotas exóticas en Estados unidos. En este país se han producido cruces exitosos de servales con carales, unos felinos ligeramente emparentados, e incluso con gatos domésticos, lo que ha originado una nueva y rara raza de felinos domésticos, los "gatos de sabana".
Aunque abunda más en las zonas de matorral, se encuentra presente también en sabanas, selvas y semidesiertos, con lo que su distribución se extiende por todo el continente africano con la excepción de la zonas desérticas y buena parte de Sudáfrica, donde se extinguió la subespecie local (L. s. serval) debido a la caza excesiva. La subespecie propia del Magreb (L. s. constantina) se encuentra en peligro de extinción, y actualmente sólo se cree que existe en Argelia. Los servales presentes en Túnez proceden de reintroducciones hechas con ejemplares subsaharianos.
El serval es un depredador que se alimenta de pequeños animales, al igual que la mayor parte de los felinos. Sus presas más comunes son los roedores, damanes, liebres, lagartos y aves, aunque se sabe que tienen fuerza suficiente como para abatir un antílope de tamaño moderado. A su vez, son cazados ocasionalmente por leopardos y con mucha más fecuencia por los humanos, pues su piel se considera muy valiosa a lo largo y ancho de África.
Las hembras paren de 1 a 5 cachorros (normalmente 3) que crían solas en una madriguera abandonada por otro animal, con frecuencia el cerdo hormiguero. Los servales jóvenes pueden ser domesticados, pero son difíciles de mantener en cautividad porque no suelen reconocer la jerarquía impuesta por sus dueños: a pesar de ello, cada vez se les ve más como mascotas exóticas en Estados unidos. En este país se han producido cruces exitosos de servales con carales, unos felinos ligeramente emparentados, e incluso con gatos domésticos, lo que ha originado una nueva y rara raza de felinos domésticos, los "gatos de sabana".
1 comentario:
¿Por qué lo de Felis Serval?, lo mismo va con segundas, ja, ja, ja...
Publicar un comentario